lunes, 12 de marzo de 2012
domingo, 11 de marzo de 2012
Historia de la Diabetes
HISTORIA DE LA
DIABETES
Su autor fue un sacerdote del templo de Inmhotep, médico eminente en su época, y en su escrito nos habla de enfermos que adelgazan, tienen hambre continuamente, que orinan en abundancia y se sienten atormentados por una enorme sed. Sin duda está describiendo los síntomas más graves de la diabetes infanto-juvenil.
PAPIRO DE EBERS
Diez
siglos después es encontrada en la India otra referencia, en el libro de Ayur
Veda Suruta (Veda significa ciencia) se describe una extraña
enfermedad, propia de las personas pudientes, de obesos, de personas que comen
mucho dulce y arroz y cuya característica más peculiar es que su orina tiene un
olor dulce, por lo que la llamaron "madhumeha" (orina de miel); Se
explica también que esta enfermedad habitualmente afectaba a varios miembros
dentro de una misma familia. Posiblemente ésta sea la primera descripción de
otra de las formas de presentación de la diabetes, la diabetes tipo II,
asociada en gran medida a la obesidad.
El nombre
diabetes es griego y significa "pasada a través de", pero no se está
de acuerdo en quién la bautizó de esta manera. Unos piensan que fue Apolonio de
Menfis mientras que otros señalan a Areteo de Capadocia, médico turco (81-138
d. C). Sí está claro que este último señaló la fatal evolución y desenlace de
la enfermedad. Areteo interpretó así los síntomas de la enfermedad: a
estos enfermos se les deshace su cuerpo poco a poco y como los productos de
deshecho tienen que eliminarse disueltos en agua necesitan orinar mucho. Esta
agua perdida tenía que ser repuesta bebiendo mucho. Como la grasa se funde poco
a poco se pierde peso y como los músculos también van deshaciéndose el enfermo
se queda sin fuerza.
A pesar
de sus grandes conocimientos, durante el Imperio Romano sólo merecen destacarse
a Celso, que hizo una detallada descripción de la enfermedad y fue el primero
en aconsejar el ejercicio físico, y a Galeno, que interpretó que la enfermedad
era consecuencia del fallo del riñón, que no era capaz de retener la orina.
Esta idea permaneció en la mente de los médicos durante siglos.
La Edad
Media sufre un importante vacío en cuestiones de ciencia y algunos aspectos de
la cultura aunque podríamos citar a: Avicena, Feliche y Paracelso.
Avicena
(Ibn-Sina) evaporó la orina de un diabético y vio que dejaba residuos con sabor
a miel. También hizo una descripción de las complicaciones de la diabetes.
En el
siglo XIII Feliche descubrió que el páncreas no era un trozo de carne como
hasta entonces se había pensado, sino una víscera.
Saliendo
ya de la Edad Media, en el año 1493 nació en un pueblecito cercano a Zurich
Theophrastus Bombastus von Hohenheim. Este niño es Paracelso (nombre que adoptó
en memoria del médico romano Celso). Este hombre revolucionó la Universidad y
se enfrentó a los maestros de entonces y a muchas de las ideas que ya estaban
fuertemente establecidas. En lo que a la diabetes respecta Paracelso afirmó que
el riñón era inocente (al contrario de lo que Galeno dijo y era mayoritariamente
aceptado) y que la diabetes se debía a una enfermedad de la sangre. Se cuenta
que le irritaba la palabra incurable y que decía "jamás ha creado Dios
ninguna enfermedad para la que, al mismo tiempo, no haya creado también la
medicina apropiada y el remedio adecuado".
En 1679
un médico llamado Thomás Willis, humedeció su dedo en la orina de un paciente
diabético, comprobando así su sabor dulce; por otro lado, encontró otros
pacientes cuya orina no tenía ningún sabor y estableció entonces los términos
de Diabetes Mellitus y Diabetes Insípida para diferenciarlos, que actualmente
sabemos son dos entidades distintas. Aunque la palabra mellitus, otros opinan
que la inventó Rollo en el siglo XVIII.
ANALISIS DE LA ORINA. ADRIAAN
VAN OSTADE (1610-1685)
Parece
que sí hay acuerdo en que fue Frank en 1752 el que diferenció definitivamente
las diabetes mellitus de la diabetes insípida. Son dos enfermedades distintas,
la mellitus tiene azúcar mientras que la insípida no. En la diabetes mellitus
no tratada se orina mucho pero en la insípida se orina mucho más, pudiéndose
llegar a los 20 litros diarios.
Mathew
Dobson en 1775 descubrió que el sabor dulce era por la presencia de azúcar en
la orina, lo que le permitió desarrollar después métodos de análisis para medir
esta presencia.
En 1778,
Thomas Cawley realizó la autopsia a un diabético y observó que tenía un
páncreas atrófico y múltiples cálculos implantados en el tejido pancreático,
esta es la primera referencia fundamentada que relaciona la Diabetes Mellitus y
el páncreas.
En el
siglo XIX se hacen muchísimas disecciones de animales. En 1867, Langerhans
descubre en el páncreas de un mono unos islotes dispersos de células, con una
estructura distinta de las células que producen los fermentos digestivos, cuya
función es desconocida.
PABLO LANGERHANS (1847-1888)
En 1889
Joseph Von Mering y Oscar Minkowsky estirpan totalmente el páncreas de un mono
(con la intención de ver los efectos de la ausencia de los jugos pancreáticos
en la digestión del animal) y observan como el animal se va hinchando,
manifestando sed y frecuente emisión de orina. Investigada esta orina, se dan
cuenta de que contiene azúcar, por lo que llegan a la conclusión de que la
extirpación del páncreas produce una diabetes de curso grave que termina con el
fallecimiento en pocas semanas. A partir de este punto, centran sus
investigaciones en una sustancia que producen los islotes de Langerhans, que
llamarán Insulina o Isletina, sin obtener resultados.
Quizá el
momento más determinante y recordado de la historia de la diabetes se sitúa en
el año 1921, cuando Frederick G. Bantin y su ayudante Charles H. Best tuvieron
la idea de ligar el conducto excretor pancreático de un mono, provocando la
autodigestión de la glándula. Después, exprimiendo lo que quedaba de este
páncreas obtuvieron un líquido que, inyectado en una cachorra diabética,
conseguía reducir en dos horas una glucemia: habían descubierto la insulina.
Esta cachorra es la famosa "Marjorie", primer animal que después de
haberle quitado el páncreas pudo vivir varias semanas con la inyección del extracto
de Banting y Best, hasta que tuvo que ser sacrificada al acabarse el extracto.
BEST Y BANTIN CON LA PERRITA
"MARJORIE"
Estos dos
investigadores ganaron el premio Nobel de medicina en 1923 y renunciaron a
todos los derechos que les correspondían por su descubrimiento, vendiéndola a
la Universidad de Toronto por un precio simbólico "un dólar".
El primer
ensayo en humanos fue realizado poco tiempo después. El 11 de enero de 1922,
Leonard Thompson, diabético de 14 años y con sólo 29 kilos de peso, recibió la
primera dosis de insulina que provocó una mejora espectacular en su estado
general; el paciente murió 13 años después, como causa de una bronconeumonía,
observándose en su autopsia avanzadas complicaciones diabéticas.
El uso de
la insulina se fue extendiendo, aunque los métodos usados para su extracción
eran costosísimos y la cantidad no era suficiente para toda la demanda. En esas
fechas muchos diabéticos y algunos médicos consideraron que la insulina sería
curativa de manera que, con alguna inyección ocasional y sin seguir dieta alguna
sería suficiente para encontrarse bien. Pero pronto se dieron cuenta que la
insulina no era la curación sino sólo un sustituto para evitar la muerte de los
diabéticos. Los diabéticos empezaron a aprender a inyectarse ellos mismos, las
vías eran la subcutánea y la intravenosa, que estaba reservada para los casos
de coma.
En
España, el doctor Rossend Carrasco (1922), emprende la tarea de la obtención de
la insulina a través de la extirpación del páncreas de los cerdos sacrificados
en el matadero municipal de Barcelona. De esta forma, consiguen tratar a
Francisco Pons, de 20 años, que fue el primer diabético en toda Europa tratado
con insulina. Esta primera insulina obtenida de animales generaba peligrosas
hipoglucemias y grandes reacciones locales, debido en gran medida a sus
impurezas. Hasta 1923 no se extendió en uso de la insulina en Europa.
Surgió la
cuestión de internacionalizar el nombre de la hormona del páncreas. Lilly le
dio el nombre de Insulin, insulina en español, como se la conoce desde
septiembre de 1923, abandonando todo el mundo el primitivo nombre de isletin.
Desde estas fechas tanto los métodos de conseguir la insulina como el
tratamiento de la diabetes han avanzado y han llegado a unos niveles que
seguramente nadie se imaginaba. La vida de la persona con diabetes hoy
en día puede ser y de hecho es, perfectamente normal, con una calidad
de vida igual a la de las personas sin diabetes, pero esto forma parte de una
historia mucho más reciente.
Por otro
lado, los trabajos de Augusto Loubatiéres en Montpellier proporcionaron el paso
definitivo para que los hipoglucemiantes orales se constituyeran en el otro de
los grandes pilares del tratamiento de la diabetes, en este caso del tipo II.
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